LIBERTAD  VS. TERRORISMO

Por

Francisco H. Tabernilla

 

 

Al Talibán le ha llegado su hora. El domingo 7, 2001 , el presidente George W. Bush, apoyado por una impresionante coalición de países dio la orden de ataque contra Afganistán, el país que ha protegido y permitido al terrorista Osama bin Laden organizar un movimiento terrorista de enormes proporciones y cuantiosos recursos que amenaza la paz mundial, siente un profundo desprecio por la vida humana matando a hombres, mujeres y niños inocentes, usando el terror como base de sustentación de sus erróneos y diabólicos ideales.                                                                                                     El Presidente Bush, siempre definido y firme, en esta lucha contra el terrorismo declaró: “Los talibanes tuvieron ya ocasión de entregar a los terroristas. Fueron claramente advertidos y el tiempo urge; para las naciones que apoyan a los terroristas el precio será alto”.

Bush destacó que esta acción de guerra no esta dirigida contra el Islam o el mundo árabe, afirmando que “nuestro enemigo son los terroristas y los regímenes que los cobijan”. Añadiendo: “Los talibanes exportan el terror al extranjero y utilizan el terror contra su propio pueblo, oprimiendo a las mujeres y persiguiendo a quienes piensan diferente”. Sobre la ayuda humanitaria fue muy específico: “A pesar del esfuerzo de los talibanes de perturbar el envío de esa asistencia humanitaria indispensable, enviaremos alimentos, granos, vacunas y medicamentos en camiones e incluso a lomo de burro, y, si las condiciones del tiempo lo permiten, suministraremos esa ayuda directamente a los afganos del interior en paracaídas”. Estados Unidos respeta al pueblo afgano, su larga tradición y su orgullosa independencia, y los ayudaremos en este tiempo de confusión y crisis en su país, indicó el mandatario.                                                                         Se ha iniciado una guerra contra un líder que invoca a Alá y se ve en televisión disparando una ametralladora rodeado de grupos suicidas, fanáticos extremistas que va situando en diferentes partes y países del mundo. Una guerra donde se mezcla la religión con la política y la devoción y entrega con el crimen  y una voz que los obliga con sólo una orden a exterminar a miles de semejantes.. Al mismo tiempo plantean una guerra santa entre musulmanes y cristianos que sólo existe en la mente de estos dirigentes terroristas llenos de odio y envidia contra el mundo civilizado.

Estados Unidos posee en la actualidad un arsenal de armas nuevas de alta tecnología que muchas de ellas nunca han sido probadas en combate. Los avances incluyen armas guiadas por satélite con  acronímicos tales como el JDAM (Joint Direct Attack Munition) y JSOW (Joint Stand-Off Weapon). El primero es un equipo de conducción o guía que convierte una bomba “tonta” de 2,000 libras en una bomba “inteligente” utilizando la tecnología GPS (Global Positioning System)  para dirigirla hacia su objetivo. El segundo es una bomba de deslizamiento, que se deja caer de las alas de un avión caza, y que puede ser lanzada desde 40 o 50 millas de distancia y esparce una lluvia de 145 pequeñas bombas sobre un área del tamaño de un campo de fútbol.

Los adelantos en la visión nocturna han sido tremendos, es decir, nuestras tropas tienen una idea mucho más clara de lo que está ocurriendo en un terreno por la noche, ventaja que no podrán tener los terroristas. El F-117 A  (Halcón nocturno)  es un caza bombardero de ataque de capacidad furtiva, concebido para penetrar las defensas adversarias y para operaciones de bombardeo contra blancos estratégicos. Se trata de un birreactor negro diseñado para escapar a la detección de los radares.  Mientras, el terrorista número uno de América Latina, Fidel Castro, declara en La Habana en un discurso de 45 minutos leído y saturado de demagogia:  “desde territorio cubano no ha salido nunca un artefacto terrorista, ni siquiera un gramo de explosivo para hacerlo estallar en Estados Unidos;  en la lucha contra el terrorismo a escala mundial estamos comprometidos a participar junto a la ONU y el resto de la comunidad internacional, y nos asiste el derecho a reclamar el cese del terrorismo contra Cuba”.   ¿Qué dirá Osama bin Laden del “cambiazo” de su íntimo amigo Fidel Castro Ruz, el tirano de Cuba? ¿Y el pueblo cubano al ver desplegada en la Plaza de la Revolución la bandera americana el sábado 6 de octubre de 2001, ante miles de cubanos obligados a asistir a dicha concentración después de 42 años inculcándoles el rencor y el odio a los EE.UU.? ¿Y los espías de Castro derrotados por el FBI y la CIA? La lucha por la Libertad saldrá airosa imponiéndose sobre el mal que es el terrorismo.

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10/08/01-

 

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