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Radio y TV Martí
Por
Francisco H. Tabernilla
Como preámbulo de estas líneas deseo informar a
mis lectores que en Cuba la prensa local, que es toda propiedad del Estado, ni
los comercios, ni los dirigentes del país hicieron alusión alguna a la Semana
Santa que acaba de terminar el pasado domingo 31 de marzo del 2002; sin
embargo, el tirano de Cuba Fidel Castro, desarrolló una intensa labor pública
con seis discursos a la nación. Los congresistas norteamericanos Jeff Flake y William Delahunt que han dado varios viajes a La Habana, llevan
tiempo pronunciándose contra el embargo a Cuba y por los viajes libres de los
turistas norteamericanos a la isla en su afán de servir y serles útil al
dictador y han emprendido una campaña contra Radio y TV Martí. Claman la poca
efectividad de la emisora creada en 1990, con un presupuesto federal de diez
millones de dólares y como el régimen cubano ha logrado interferir la señal con
éxito, son muy pocos en la isla los que
logran acceso a dicho canal de televisión.
Desde hace 7 meses la nueva administración de la Oficina de
Transmisiones hacia Cuba (OCB) dirigida por el experimentado periodista cubano Salvador Lew
ha levantado la audiencia con nuevas producciones y programas en Radio y TV
Martí. A Lew lo contrataron para realizar una
reestructuración y revitalizar ambos medios cuya misión es enviar a la isla
contenido veraz y de interés para los cubanos. Ambos espacios continúan siendo
importantes en la labor para producir cambios en Cuba. Recuerden la campaña
radial llevada a cabo contra la antigua Unión Soviética, aquel gobierno
totalitario se derrumbó de la noche a la mañana para sorpresa de estadistas y
analistas de fama mundial.
Para explicar los cambios introducidos en la
programación de Radio Martí, Lew declaró a El Nuevo Herald que la emisora es “la voz de la verdad para Cuba”;
así fueron ampliados los bloques noticiosos a cinco horas diarias, con
boletines cada media hora. En Radio Martí había ya tres programas diarios de
contactos con la disidencia interna. “La disidencia es lo único importante en
Cuba”, justificó Lew.
Durante
la reciente conferencia celebrada en Miami con la participación de unas 500
personas que no representan al exilio, sino un foro organizado por la nueva
entidad Puentes Cubanos, la cual reclama que cada día es más apremiante una
apertura económica con la isla. “No hay ninguna razón para que nosotros no
estemos allí, donde están muchos otros países, pero nosotros no”, dijo Delahunt. Ambos legisladores William Delahunt
y Jeff Flake hablando en el
Hotel Biltmore, exhortaron a los reunidos “conviertan
su presencia en el cónclave en una organización que abogue en Washington no
sólo por el levantamiento del embargo, sino también por un cambio más profundo
en la política hacia la isla”. (Tremendos agentes políticos ha reclutado el
dictador en su “ofensiva de encantamiento” para atraer incautos a su régimen de
odio y terror).
La
conferencia tuvo ocho paneles que trataron temas como la colaboración Estados
Unidos-Cuba, la lucha contra el narco tráfico, las
ventas de medicinas y alimentos a la isla, posibilidades de cambio en la
política hacia la isla, efectos adversos de la Ley Helms-Burton y el futuro de la comunidad cubano americana. No
hubo una sola exigencia al tirano para que cumpla con los derechos humanos,
celebre elecciones generales, permita la organización de partidos políticos, etc…
La
próxima etapa de “encantamiento” ya preparada, es la invitación al ex Presidente
Jimmy Carter a Cuba. La
Habana está desesperada por obtener crédito y moneda dura, por eso está cortejando el
bolsillo de los capitalistas. En realidad esta es una propaganda muy bien
estudiada por el régimen totalitario que no puede pagar sus cuentas,
principalmente una colosal deuda exterior de 11 billones de dólares.
Lo cierto es que Fidel Castro
está tratando de legitimar un régimen que está moral y materialmente en
bancarrota y ni los contribuyentes norteamericanos ni el Congreso deben caer en
la trampa. Fidel Castro es un enemigo irreconciliable y debe ser tratado como
tal.
Los congresistas Flake y Delahunt se proponen
silenciar a Radio y TV Martí, que deben perdurar y permanecer en el aire hasta
que Cuba vuelva a ser libre. Esperamos que la idea no prospere ni en el
Congreso ni en la Casa Blanca.
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4/01/02