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Democracia venezolana y su
afinidad con el exilio cubano
Las 72 horas que estremecieron la semana pasada al
hermano pueblo de Venezuela al ser derrocado por el alto mando militar el
presidente Hugo Chávez ante los hechos de protesta del pueblo democrático por
su política dictatorial, la huelga indefinida decretada por patronos, obreros,
sindicatos y empresarios de la nación culminaron con su arresto y conducción a
la isla Orchilla. Por falta de control y una planificación adecuada, siguió una
contrarrevolución iniciada por las guarniciones militares que no acataron las
órdenes del Alto Mando Militar permitiendo a Chávez su rápido regreso, en
helicóptero, desde la isla caribeña donde se encontraba cautivo. Su vuelta al
poder, sorprendió a todos, impidiendo a los participantes de librar a Venezuela
del mal que le estaba propinando a la nación con su demagogia e identificación
con los regimenes de Cuba, Irak, Irán y Libia cuya doctrina antinorteamericana
seguía al pie de la letra. Este hecho
inaudito, el retorno de Chávez, se le fue de las manos a los que ejercían el
control del nuevo gobierno democrático instalado con grandes demostraciones de
alegría y apoyo de la población trabajadora y empresarial. Los grupos armados
de civiles organizados por Chávez acudieron por miles al Palacio de Miraflores para celebrar su retorno al poder. Fueron 72
horas de cambios fugaces. El jueves 11 de abril miles de manifestantes que
protestaban contra Chávez llegaron hasta la casa de Gobierno. Los militares
denunciaron por televisión las muertes ocurridas retirándole su apoyo al
Presidente Chávez, aceptando que asumiera la presidencia un respetado líder
empresarial, Pedro Carmona. Súbitamente, algunos mandos militares anunciaron
que desconocían la autoridad de Carmona, partidarios de Chávez se congregan en
el Palacio de Miraflores, otros comienzan los saqueos
de comercios en Caracas y cunde el caos. Carmona renuncia y Chávez regresa. Antes que Carmona dimitiera, el
vicepresidente de Chávez, Diosdado Cabello, reclamó
la presidencia afirmando que Chávez no había renunciado, sino que estaba
cautivo, señalando que más de cien civiles y militares estaban bajo arresto.
Miles de seguidores de Chávez tomaron las calles el sábado 13 de abril,
asumieron el control de la estación de televisión del Estado para exigir el
regreso al poder de Chávez. La cifra de muertos nos dice la prensa del lunes ya
ha aumentado a 41 y los heridos pasan de 300.
En
marcado contraste con varios países de América Latina que condenaron la
irregular transmisión de poder, Washington dijo que Chávez era el responsable
de su propia caída por sus intentos de reprimir violentamente una manifestación
popular en su contra. La marcha había sido convocada para apoyar una huelga
general en solidaridad con los gerentes de la estatal Petróleos de Venezuela,
que rechazaban a una nueva junta
directiva nombrada por Chávez, que según ejecutivos de la empresa estaba
constituida por funcionarios designados por razones políticas y no por mérito profesional.
Ayer Chávez anunció que aceptó la renuncia de esa polémica directiva como una
prueba de las concesiones que está dispuesto a realizar después de su regreso
al poder.
Los
venezolanos en el sur de la Florida amanecieron el domingo 14 estupefactos al
conocer que el derrocado presidente Hugo Chávez había vuelto a tomar el poder.
“Un gran sentimiento de indignación y un enorme dolor es lo que está sintiendo
la comunidad”, afirmó Manuel Corao, director de Venezuela al Día, semanario publicado en
Miami. En estos momentos Venezuela no ofrece garantías de que uno pueda vivir
en paz, con los actos de vandalismo y la presencia de grupos armados
arremetiendo contra civiles. La situación que vive Venezuela podría empeorar,
según Raúl Leoni, director de la Coordinadora
Democrática en Miami. Bruce Bagley, profesor de la
Universidad de Miami, afirmó: “El futuro de la revolución bolivariana de Chávez
está más en jaque que nunca, a menos que el mandatario sea capaz de crear
consenso entre partes”.
Una
nota vibrante y digna de mención fue la demostración de cientos de
manifestantes frente a la embajada de Cuba en Venezuela, destruyendo los
vidrios y el exterior de tres automóviles que luego usaron como tribuna para
hablar y gritar consignas contra Fidel Castro, al mismo tiempo que exigían la
entrega del ex vicepresidente Diosdado Cabello, quien
se suponía allí exiliado. “El régimen cubano de Fidel Castro no respeta las
libertades. Este señor embajador no tiene ninguna autoridad moral para que le
respeten la embajada”, dijo uno de los manifestantes a El Nuevo Herald. “Si me dan fósforos y gasolina le meto candela”,
dijo alguien que no quiso ser identificado. El embajador cubano Germán Sánchez
Otero advirtió que si los manifestantes tumbaban la puerta del garage de la casa “habría derramamiento de sangre, pues
vamos a defender la soberanía cubana”. Las paredes del muro de la sede
diplomática fueron pintadas con insultos a Fidel Castro y en un costado de la
entrada fue colgado un montaje fotográfico en el que la cabeza del tirano
cubano aparece metida en un sartén. La embajada es cómplice porque Chávez y
Fidel fueron cómplices para arruinar al Estado venezolano, agregó otro de los
manifestantes.
Nuestros
hermanos venezolanos conocen los 43 años de agonía del pueblo cubano y no
quieren pasar por lo mismo. Su solidaridad con nuestro dolor los dignifica y
nosotros les reciprocamos deseándoles lo mejor y que puedan salir pronto del
demagogo y asesino que aspira a mantenerse en el poder con el apoyo de las
armas y con más del 80 por ciento de la población en contra.
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4/15/02