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¡Al infierno gringos!
Por
Francisco H. Tabernilla
Ayer, domingo 21 de enero,
2007, el Presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías, lanzó ,
con la brusquedad que lo caracteriza, una de sus andanadas habituales y
exabruptos contra funcionarios de los Estados Unidos en su programa semanal
radial y televisado al tratar de contestar unas declaraciones del portavoz del
Departamento de Estado, Tom Casey, quien dijo que los planes de Chávez,
amparándose en la ley “han causado alguna preocupación en los Estados Unidos”.
Al referirse a la
intromisión de Estados Unidos en los asuntos internos venezolanos, Chávez respondió : “Al infierno gringos”.
Ya el 20 de enero, a
través de la agencia EFE, en Río de Janeiro, Chávez afirmó que emprenderá
nacionalizaciones masivas “en caso de que sea necesario” si las empresas
privadas se niegan a cumplir una función social. No obstante –añadió- no tiene
planteado por ahora nacionalizar grandes empresas básicas de minería y metales,
como la siderúrgica Sidor y la
fabricante de aluminio Alcasa, que operan en el
estado de Bolívar (sur).
El ex militar, reelegido
para gobernar al menos hasta el 2013, el quinto mayor exportador de petróleo del mundo, promueve profundas
reformas económicas y nacionalizaciones de empresas de telefonía y energía en
un proceso que define como “revolución bolivariana” rumbo al “socialismo del
siglo XXI” o “comunismo renaciendo” después de haber fracasado en la ex Rusia
Soviética, Sus anuncios, hasta ahora poco explicados, alimentaron incógnitas
dentro y fuera de Venezuela y fueron interpretados por sus críticos como un
paso al comunismo, lo que él niega.
“No estamos planteándonos
el comunismo, agrega Chávez, creemos y queremos que el sector privado nacional
se incorpore al proceso, pero subordinando sus intereses egoístas, confirma
Chávez, asegurando cuando se le preguntó sobre la situación de la propiedad
privada en su nuevo gobierno, dijo que impulsaría el “cooperativismo” y la
cogestión de empresas entre propietario y trabajadores. Chávez que está muy
identificado con Cuba que tiene uno de los últimos gobiernos comunistas del
mundo, afirmó que la orientación económica de su proyecto responde a un modelo
propio que “está en plena construcción”.
Extendiéndose en sus
palabras manifestó que pretende construir un modelo económico “productivo
diversificado”, recalcando, como lo ha hecho otras veces, que a su juicio “la propiedad privada no es
sagrada, sagrado es Dios” .
Chávez, señalado por sus
opositores como un “autócrata” que quiere concentrar en sus manos el poder de
todas las instituciones, fue reelegido en diciembre por un 65% de los votos
válidos en un proceso con una abstención del 25% y en el que la oposición
obtuvo el 39%.
Ahora se apresta a
gobernar por decreto durante 18 meses gracias a una ley de poderes especiales
ya aprobada en primera discusión por la Asamblea Nacional. Aseguró que, desde
1999, cuando asumió la primera vez la Presidencia, “el tránsito de Venezuela
del capitalismo al socialismo ha sido eficiente”.
Por otro lado el diario
español ABC del 16 de enero, 2007, en su editorial nos dice: “la voluntad de
atacar y debilitar la civilización occidental “ es lo
único que puede haber en común entre el presidente Hugo Chávez Frías y su
homólogo iraní, Mamuhd Ahmadinejad.
También califica como “sindicato siniestro” a Nicaragua, Ecuador y Bolivia, por
aceptar la influencia de Chávez.
“Ya no lo pueden describir
como una alianza antiimperialista, como
se estilaba en tiempos de la Guerra Fría, porque los únicos que tienen
ambiciones imperialistas en sus respectivas zonas de influencia son
precisamente Irán y Venezuela”, apunta el diario del grupo Vocento.
“No desean el desarrollo
del libre comercio, ni les importa la extensión de los valores democráticos o
que en otro se persigan y se cierren los medios de comunicación críticos en el
poder. Lo único en lo que ambos están fervientemente de acuerdo es en actuar
conjuntamente para elevar el precio del petróleo”.
“Gracias a Chávez, Irán ha
encontrado un terreno propicio en el único continente donde los musulmanes son
prácticamente inexistentes: el
venezolano obtiene, por su parte, una proyección internacional muy
relevante. Pero ninguno de los dos está pensando con los mismos parámetros. El
mundo debería empezar a mirar muy seriamente estas veleidades de uno y otro
como lo que verdaderamente son, una auténtica coalición de malas intenciones”.
Y la “alguna preocupación”
que han logrado despertar en el gobierno de Estados Unidos, sugerimos
nosotros, debe cambiarse a una alerta
máxima para defender la paz, la democracia, la libertad y los derechos humanos
en el mundo libre.
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1/22/07