El mounstruo y sus cómplices

Por

Francisco H. Tabernilla

 

Al redactar estas líneas está dando inicio en la ciudad de La Habana la IX Cumbre Iberoamericana. 18 jefes de Estado y de Gobierno y cinco delegados presidenciales estrecharán las manos ensangrentadas de Fidel Castro en la fiesta que ha preparado donde sólo él será la única figura, la que mande y dicte las pautas que le interesan para consumo internacional, aunque confiamos que entre los 500 periodistas acreditados para el evento habrán periodistas que usen la palabra para la función primordial para la cual la palabra fue creada, que es decir la verdad. "La verdad es un arma peligrosa y más que en parte alguna en esos pantanos pestilentes que son los países que viven bajo el engaño y la opresión. Cuba es, tristemente, desde hace varias décadas  uno de esos países", nos decía recientemente en El Nuevo Herald el notable periodista Agustín Tamargo en su brillante artículo "Un periodista honrado". En esos periodistas honrados, que no ocultan la verdad ni le hacen el juego a los dictadores que someten a sus pueblos a la esclavitud, confiamos para recibir la información veraz de ese importante evento que piensa Castro manipular a su manera, como lo hace con la prensa comunista a su disposición que solo aplaude, enmudece y aprueba.

Cuando el gobierno comunista de Fidel Castro afirmaba que en Cuba no había oposición, queriendo ocultar la verdad, la valiente actitud de los periodistas independientes y las distintas organizaciones formadas por los disidentes se hicieron sentir de tal manera que le tomó al mounstro hablar un vez, cinco horas por radio y televisión y a los pocos días otras ocho horas, para atacar y alertar a los grupos de oposición que ya le estaban descontrolando su alterado sistema nervioso, lo cual demostró públicamente que "sí existe la oposición en Cuba". Tan es así que al comienzo de la IX Cumbre hay en prisión más de 200 disidentes en la ciudad de La Habana y los grupos del interior del país se han visto inmovilizados e imposibilitados de asistir a entrevistarse con los presidentes porque la Seguridad del Estado los tiene bajo arresto domiciliario o en las prisiones de las respectivas localidades.

Mientras Fidel Castro recibía en el aeropuerto al rey español Juan Carlos, agarrándolo por un brazo, los disidentes de la isla recibían estímulo de un grupo que sabe por lo que ellos atraviesan: los antiguos disidentes de Europa Central y Oriental. Se dirigen a los firmantes del documento "La Patria es de Todos" en una carta firmada por 45 personas que ayudaron a establecer la democracia en sus propios países. Piden la libertad de los cuatro y afirman "son realmente ustedes -y no sus carceleros- los que llevan a la práctica los pensamientos de Martí".

Y como colofón llega también a La Habana el acuerdo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que decidió con motivo de la IV Cumbre Iberoamericana publicar una condena contra el "único país del hemisferio donde existe una ley que castiga a los periodistas cubanos hasta con quince años de prisión por trabajar como corresponsales para un medio extranjero".

    El sillón real del Palacio de los Capitanes Generales de La Habana lleva más de dos siglos esperando a que arribe el monarca español a sentarse en él. Desde su apertura en 1791 una de las habitaciones se reservó para la eventual visita del monarca y en ella se colocó el sillón, bajo una gran corona de la que cuelgan pesados cortinajes. Si el Rey se sienta en el sillón real, seguramente Fidel Castro querrá sentarse también...quizás veremos fotos de Fidel en el sillón real.

Los jefes de Estado y de Gobierno pueden llenarse de gloria o cubrirse de fango. Sus palabras y sus acciones los juzgarán. Ha llegado la hora de la verdad para todos y el momento de darle frente a la tragedia de Cuba con entereza, principios y convicciones democráticas. Los asistentes a la IX Cumbre Iberoamericana tienen la palabra...

 

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11/15/99

 

 

 

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