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CUBA ENTRENA GUERRILLEROS EN VENEZUELA

Por

Francisco H. Tabernilla

 

 

El periodista Casto Ocando, de El Nuevo Herald, ha rendido una jornada histórica al dar a la publicidad que en un área de unas 50 hectáreas cuadradas de reserva forestal, a dos horas y media de la frontera con Colombia opera uno de los más activos y secretos centros de información dirigidos por cubanos en Venezuela, en el que también intervienen especialistas de la guerrilla colombiana, FARC.

          El centro de información, que funciona en un campamento turístico actualmente cerrado al público en un área considerada parque nacional, tiene como misión formar activistas y combatientes civiles, en las tácticas de la llamada “guerra asimétrica”, un plan de formación ideológico y paramilitar dirigido a preparar activistas chavistas para enfrentar una potencial conmoción interna, incluyendo un levantamiento militar, o una posible invasión de tropas norteamericanas al país, en consonancia con las denuncias repetidas constantemente por el gobierno de Hugo Chávez.

          Ubicado en el sector La Trampa, en el parque nacional Tapo-Caparo, en donde se localiza el complejo hidroeléctrico Uribante-Caparo, el campamento de guerra asimétrica ofrece un curso cada seis semanas para un contingente de entre 400 y 1,000 participantes, que incluye una primera fase de formación político-ideológica con manuales impresos en Cuba, y una segunda fase de formación de combate, en la que participan los estudiantes más comprometidos y aguerridos. De acuerdo con un documento consignado a la Fiscalía del estado Táchira, en abril pasado, que solicita una investigación de las operaciones secretas dirigidas por los cubanos, los activistas reciben una formación ideológica basada en el pensamiento del Che Guevara y Fidel Castro, y en discursos del presidente Chávez.

Además reciben un entrenamiento en las tácticas de la guerra de guerrillas, que abarca la aplicación de técnicas de agitación política, el manejo de armas ligeras y pesadas y el manejo y uso de explosivos.

          Aunque el gobierno nacional ha guardado silencio ante las denuncias, tanto el funcionamiento del campamento de formación como la presencia de cubanos al mando han sido reconocidos por voceros oficiales locales. Gerardo Luna, alcalde oficialista del municipio Panamericano, adyacente a la reserva forestal Tapo-Caparo, reconoció la presencia de entrenadores cubanos, pero negó que se trata de entrenamiento paramilitar, dijo que se trata de un centro de información con fines sociales, principalmente para las misiones sociales del gobierno “para que la gente se prepare para el servicio comunitario”.

Sin embargo, el tema de la existencia del campamento está rodeado de hermetismo, y genera temor en las persona que han tenido acceso o han participado en los cursos. El área permanece cerrada al acceso del público, según pudo comprobar El Nuevo Herald durante una visita a las inmediaciones de las instalaciones. Un retén militar impide el acceso vehicular a la zona.

          La formación tiene lugar bajo un régimen de disciplina militar, confirmaron testigos consultados por El Nuevo Herald. “Cuando llegué esperaba asistir a un curso de formación para organizaciones sociales, y me encontré con un curso militar”, dijo Berta, de 28 años, una vecina de la ciudad de Maracaibo, estado de Zulia, que fue expulsada de uno de los cursos en febrero pasado, y expuso su experiencia a condición de no ser identificada por temor a represalias. Berta dijo que la rígida enseñanza empezó a generarle problemas cuando comenzó a protestar. “No me gusta la formación militar, y todo el curso, la forma como se abordan las materias, los instructores cubanos y el tipo de gente que asiste al curso, me provoca rechazo”,  detalló.  Berta fue expulsada del campamento porque constantemente cuestionaba las lecciones de los instructores. A su salida pudo sacar consigo una copia del manual impreso en Cuba, que fue consignado ante la fiscalía como prueba del contenido de los cursos.

          “El complejo hidroeléctrico de Los Andes se ha convertido en un centro de formación político-ideológico y para militar”, dijo el ex congresista César Pérez Vivas, que presentó la denuncia ante la Fiscalía General.  En las sesiones “se va dando entrenamiento de orden cerrado (militar) para las personas que participan, y van seleccionando a los que tienen mayor vocación para un taller de guerra asimétrica, que no es otra cosa que una formación de naturaleza paramilitar, donde se le enseña a los civiles a disparar, además de técnicas para fabricar explosivos con cilindros de gas y otros artefactos”, indicó Pérez Vivas, recientemente  designado como candidato opositor a la gobernación del estado Táchira.       

          Una persona familiarizada con la logística del campamento, y que tiene libre acceso a las áreas de entrenamiento, dijo que constantemente llegan cotingentes de unas 450 personas provenientes de los estados de Zulta y Mérida. “Tenemos información, dijo el ex congresista Pérez Vivas, que también en los cursos participan expertos en explosivos enviaos por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

          Históricamente esto lo ha hecho Cuba, dijo Eugenio Yanez, ex oficial del ejército cubano y analista de seguridad y defensa.. Los cursos podrían resultar ilegales bajo la actual Constitución y las leyes venezolanas, indicó Pérez Vivas. “A la gente se le está preparando con técnicas que son abiertamente contrarias a la formación de un ejército profesional que tiene, por la Constitución, la misión de defender la República”. Esto demuestra que una desviación no solamente en la formación de recursos humanos sino que incurren en un delito consagrado en la ley de Salvaguarda, como es utilizar instalaciones propiedad del Estado venezolano para formar ideológicamente en una parcialidad política a sectores de la población, explicó Pérez Vivas.

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10/06/08

 

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