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Histórica cumbre del G20

Por

Francisco H. Tabernilla

 

 

Los líderes de 21 potencias industrializadas y emergentes iniciaron el viernes 14 de noviembre, 2008 por la noche una histórica cumbre en Washington para dar respuestas a la crisis mundial, mientra la Eurozona confirmó su entrada en recesión. “Por todos ustedes, por los principios que compartimos y los pueblos a los que servimos”, dijo el presidente anfitrión George W. Bush en un brindis   que marcó el inicio del primer encuentro de los líderes del Grupo de los 20 en la capital americana, con una cena de trabajo en la Casa Blanca. Bush advirtió que la crisis financiera “no se desarrolló en un día y no será resuelta en un día”.

          Al inicio de la reunión del G20, cuyos líderes sostuvieron encuentros hasta el sábado 15, se dio en un momento álgido, cuando la Unión Europea anunció que los 15 países de la Eurozona están en recesión por primera vez desde la creación de este aparato monetario en 1999, con una contracción de 0.2% en el tercer trimestre tras una desaceleración similar en el trimestre anterior, En este sombrío contexto, la presión es cada vez mayor sobre el G20 , que debe buscar “sentar las bases para hacer reformas que impidan crisis similares en el futuro”, dijo el presidente Bush. “No podemos esperar un milagro en esta cumbre, estimó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, en una entrevista con un diario alemán. Será el comienzo de un proceso que creará un programa finalizado en 100 días” , pronosticó.

          La capital estadounidense regresó ayer domingo 16 a la normalidad al terminar la cumbre del Grupo de los 20, pero en la cual los observadores imparciales ven, de momento, más promesas que acciones completas. El diario The New York Times señaló que, “aunque las propuestas se presentaron como una respuesta ambiciosa, reflejan sobre todo medidas que los países ya habían puesto en marcha”. Para el rotativo, lo más significativo fue la selección del G-20 como foro de encuentro, un grupo que incluye, además de los países más ricos, a naciones en desarrollo como Brasil y China. Los jefes de Estado y de Gobierno del G-20 se comprometieron a actuar en varios frentes, como la supervisión adicional de los merados y la reforma y financiación del FMI, una de las áreas en la que los resultados se perfilan como más tangibles.

          Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard, dijo a la revista Business Week que se trata de una declaración básica de principios en la que “todo el mundo está de acuerdo”. Lo que está menos claro es si los integrantes del G-20 comparten la misma visión sobre los cambios necesarios. Para empezar, la mayor parte de las decisiones difíciles se ha dejado para encuentros futuros.

          La próxima reunión tendrá lugar antes de finales de abril, probablemente en Londres, lo que forzará al gran ausente de la cita, al presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, a hacer frente a importantes asuntos económicos nada más que al llegar a la Casa Blanca el próximo 20 de enero. Aún así, los ministros de finanzas partieron hacia sus países con una larga lista de tareas pendientes. Entre los encargos más importantes figura la elaboración de aquí al 31 de marzo de nuevos modelos que obliguen a los participantes en el complejo mercado de derivados a incrementar las transparencia de sus operaciones.

          Los congregados en Washington coincidieron también en la necesidad de una mayor supervisión de las agencias de calificación de riesgo, que dieron luz verde a los exóticos instrumentos financieros respaldados con hipotecas basura que acabaron en el centro de la actual hecatombe económica y financiera.

          Por lo demás, y aunque nadie echa las campanas al vuelo, la cadena británica BBC concluyó en un análisis en su página web, en que lo acordado podría conducir a “algo significativo”.

          En opinión de Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, lo importante ahora serán “las acciones de seguimiento”. Según Sung Won Sohn, economista de la Universidad Estatal de California, advirtió en declaraciones al The Wall Street Journal, de que “el progreso será difícil y lento”, ya que “cada país tiene su propia agenda, lo que complica las cosas”.

          Sirva como ejemplo el caso del actual inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush, quien se comprometió, junto con sus homólogos del G -20,  a adoptar medidas que impulsen el crecimiento, aunque no está claro lo que quiere decir eso en el caso de Estados Unidos. Y es que el actual gobierno de EEUU no respalda un paquete de estímulo adicional que se espera sea sometido a votación la próxima semana en el Congreso y que implicaría, entre otras cosas, la concesión de ayudas al sector automovilístico del país. Sea como sea, Washington destiló sentido de urgencia y envió el mensaje de que el no actuar implica un riesgo demasiado alto.

Mientras, el presidente Hugo Chávez dijo que invitará a miembros de la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), a fin de “tomar decisiones” para enfrentar la crisis financiera mundial. Los miembros de ALBA  incluyen a Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Cuba, Honduras y Dominica.

11/17/08

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