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Simpatía y poco respaldo

Por

Francisco H. Tabernilla

 

 

Después de concluir su primera cumbre internacional el presidente de Estados Unidos Barack Obama elogió los acuerdos alcanzados en una reunión de emergencia de las principales potencias del mundo, diciendo que representaban “un punto decisivo en nuestra búsqueda de una recuperación económica global”. Obama dijo que los líderes de los países industrializaos que se reunieron en Londres acordaron “pasos sin precedentes para restablecer el crecimiento y evitar que una crisis como ésta vuelva a ocurrir”.

          El presidente americano agregó que los líderes del Grupo de los 20 prometieron 1,100 millones de dólares adicionales al Fondo Monetario Internacional y a otras instituciones globales y que declaró una ofensiva contra los paraísos fiscales y los fondos de riesgo. Los líderes anunciaron la creación de un organismo supervisor para detectar problemas en el sistema financiero global, pero no acataron pedidos de Estados Unidos y de otras naciones para adoptar nuevas medidas de estímulo. A pesar de ese fracaso, Obama consideró la cumbre de Londres “muy productiva” e histórica debido a la magnitud de los desafíos que enfrenta el mundo a fin de solucionar la crisis económica.

El desafío es claro, agregó Obama. La economía global se está contrayendo”.

          En la conferencia de prensa Obama también elogió a los países del G-20 por rechazar el proteccionismo que afecta el comercio exterior y podría profundizar la crisis económica. También propuso la unidad global. Aún así, admitió que “es difícil que 20 jefes de estado salven sus diferencias”. “Creo que nos fue bien. Vine aquí con la intención de escuchar, de aprender, pero también de proveer un liderazgo estadounidense”, recalcó; ya que a su juicio el documento que produjo el G-20 y las acciones que sigan “reflejan nuestras prioridades”.

          De manera reveladora, Obama habló de acometer a los terroristas, más no a los tiranos. La red de Al-Qaida tenía que ser destruida, pero se atraería la atención y se buscarían compromisos con Irán, Corea del Norte y Cuba.

          Obama tenía una estrategia más definida cuando llegó a la OTAN. En los días previos a la celebración del 60° aniversario de la alianza, la nueva administración de Estados Unidos dio instrucciones a los aliados sobre el nuevo foco de una estrategia para Afganistán y Pakistán, la cual se propone detener la creación de un santuario para Al-Qaida y otros grupos terroristas, al mismo tiempo que se reduce el objetivo de convertir a Afganistán en un estado democrático controlado desde el centro.

          El mandatario americano encontró simpatía, aunque poco respaldo. Estuvo hablando de nuevas tácticas en contra de la insurgencia, una combinación más inteligente de vigorosos ataques militares y muchos más recursos para formar una nación, pero la mayoría de sus socios en la OTAN se estaban acercando lentamente a la salida. La base de apoyo, dejaron en claro, ya había agotado su paciencia en la guerra contra Afganistán. Fue cuando Obama volvió a su visión de un futuro exento de armas nucleares, en un discurso pronunciado en Praga, ya que la visión estratégica empezó a prevalecer sobre el simbolismo. Es una estrategia fundamentada en una apuesta: Si Estados Unidos demostrara una voluntad para reducir marcadamente su arsenal atómico, y si reviviera tratados que prohibían a todos los firmantes llevar a cabo ensayos nucleares o producir nuevo uranio y plutonio apropiados para fabricar bombas, sería mucho más fácil convocar a las naciones para que enfrenten las ambiciones nucleares de Irán y el presunto arsenal nuclear de Corea del Norte.

          Dejaré para otro comentario la acción de francos tiradores que eliminaron desde una nave de la Marina de Guerra de Estados Unidos a tres piratas somalíes que estaban en un bote salvavidas y rescataron a un capitán de un barco estadounidense, en un asalto nocturno sorpresivo que puso fin a un drama de cinco días.

          Pero es importante aclarar la posición del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza que considera un error se presione a Estados Unidos en la Cumbre de Las Américas para que termine el embargo a Cuba. Ya Chávez advirtió que allí, en la Cumbre de Las Américas, “resonarán los cañones”. Según Insulza, el tema de la marginación de Cuba de la OEA no es para tratarse en la Cumbre de Las Américas, que empezará el viernes 17 de abril, 2009, en Trinidad y Tobago, sino en la Asamblea General del organismo hemisférico. “La Cumbre no tiene autoridad para eso. Entonces no nos engañemos”, insistió el diplomático.

          Varios mandatarios de la región han  anticipado su interés de incluir en la agenda del cónclave continental la discusión sobre la marginación de Cuba de la OEA y de la cumbre misma. Insulza también dijo que Estados Unidos tiene la intención de dialogar con Venezuela y Bolivia para tratar de limar las asperezas que se generaron en los últimos años. “Pero debe ser un diálogo no condiciones”, advirtió. Insulza consideró que los temas prioritarios en el hemisferio que se deben tratar en la cumbre son “la migración y el crimen””. Y añadió: “Lo del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), es decir, la discusión sobre la ampliación  del capital del banco, puede que no sea atractivo para la prensa, pero es clave”. Insulza sostuvo que en la actualidad hay un factor común en el continente y en el mundo: “la preocupación por la crisis económica mundial”.

4/13/09                                                000ooo000     

 

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