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Dr. Orlando Gómez Gil (II de II)

Por

Francisco H. Tabernilla

 

 

Continuación. Los asesinatos del coronel Antonio Blanco Rico, Jefe del Servicio de Inteligencia Militar y del brigadier Salas Cañizares, Jefe de la Policía Nacional y el desembarco del Corinthia. Aquí el presidente ordenó la ejecución de todos los participantes, en vez de considerarlos prisioneros de guerra. Todos estos hechos están narrados con gran riqueza de datos y con absoluta seriedad histórica.

Más adelante entonces Taborda y el General se refieren a la amistad de Castro con Batista después de haber cumplido solamente dos años de los quince que se le había impuesto por el frustrado ataque al Cuartel Moncada. Este fue otro error garrafal de Batista en contra de las opiniones de Rafael Díaz Balart, líder de la mayoría en la Cámara, del General Tabernilla Dolz, de “Silito” y otros militares. Batista pretendía dárselas de demócrata, cosa que el pueblo nunca creyó.

En otro capítulo el general “Silito” destaca la responsabilidad de Batista en el triunfo de Castro y su camarilla comunista. Relata que cuando se supo del desembarco del Granma el 2 de diciembre de 1956, le costó trabajo localizar al presidente quien por esa época tenía el vicio del “juego de canasta”, a pesar de sus grandes responsabilidades. Cuando pudo hablar con él le recomendó, como militar, enviar dos mil soldados para acorralarlos contra el mar y evitar que se internaran en la Sierra Maestra. La respuesta fue: “¡Silito, tú estas loco! En la Sierra Maestra no hay quien viva”. Todos los militares están de acuerdo que ese era el momento ideal parra destruirlos. Batista nunca tomó las medidas necesarias para derrocar a las pandillas comunistas. Varios  militares de experiencia le presentaron planes muy efectivos para terminar con Castro, pero se los desbarataba o los reducía a un mínimo que no podía tener éxito. El hecho más notorio fue cuando el general Eulogio Cantillo le presentó el plan “Ofensiva de Verano” consistente en 16 batallones: 10 que irían a caza de los comunistas y 6 de reserva. Este plan era excelente y contaba con el apoyo de los militares más capacitados. Batista aprobó una cuarta parte, que claro no hizo mella en las guerrillas comunistas.

El libro es muy explícito cuando presenta el fuerte apoyo a Castro de la prensa americana, siguiendo la defensa de Hubert Mathews, editorialista del funesto New York Times, del CIA y del Departamento de Estado. Este Departamento estaba controlado por los filo-comunistas William Weiland y Roy Rubbotom, que controlaban todos los asuntos de Cuba y no hacían llegar al Secretario de Estado ni al Presidente los informes verdaderos de lo que estaba ocurriendo en Cuba y la naturaleza comunista de las guerrillas. En otras palabras, en el triunfo de Castro jugaron un papel tres factores: los graves errores de Batista, la posición de los americanos y un grupo de cubanos apasionados que se negaban a ver la realidad y creían  todas las mentiras de la Sierra.

En el capítulo  VII, Los últimos días del régimen se destaca las gestiones del General Tabernilla Dolz, de buena fe, al entrevistarse con el Cónsul americano para pedirle que se le diera pertrechos de guerra y que se hiciera lo mejor a favor de Batista. Con su constante tendencia de culpar a otros de sus errores, en su libro Respuesta  el General Batista acusa al General Tabernilla Dolz de querer darle un golpe de estado, idea que nunca pasó por la mente de ese honorable militar.

Otro de los graves errores de Batista fueron las fraudulentas elecciones de 1958. La solución adecuada hubiera sido reconocer el triunfo del Dr. Carlos Márquez Sterling, que iba por la oposición. El propio Castro afirmó que ese triunfo hubiera dejado su lucha sin objetivos.

Las Memorias  se refieren al “golpe de estado de Batista contra Batista”. Ya que éste le había prometido al General Cantillo pasarle el poder el 6 de enero de 1959. Pero tuvo que adelantar las cosas: el 31 de diciembre de 1958 entregó el poder militar a Cantillo y firmó su renuncia el primero de enero de 1959. Ese día huyó al extranjero, donde pasó miles de calamidades.

Respecto a la “revolución”, los autores afirman que desde la Sierra se prometía: derrocamiento de la dictadura de Batista, restauración democrática (elecciones en 18 meses) restauración de la Constitución del 40, plan económico basado en la Carta Magna del 40 que establecía la función social de la propiedad. Pero al llegar al poder sintiendo todo el apoyo que tenía, Castro dio un verdadero “golpe de estado” a los postulados revolucionarios anunciados para establecer una dictadura unipersonal perpetua con base en la ideología comunista. Esto ha producido la destrucción del gloriosos Ejército Cubano y de todo el pueblo de Cuba.

9/28/09                                                     000ooo000                  

P. S. Reitero mi agradecimiento al Dr. Orlando Gómez-Gil por su brillante exposición del libro “Palabras Esperadas”, así como la certera opinión que captó de mis pensamientos y la correcta interpretación de los mismos en defensa del Ejército Constitucional de Cuba y la negativa actitud de Batista en terminar con Fidel Castro.

 

 

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