bd10290_

 

Penetración cubana en Venezuela

Por

Francisco H. Tabernilla

 

 

Es importante hacer un breve comentario sobre el Comité que otorga el premio Nobel de la Paz. Aunque el Presidente Obama ha demostrado sus intenciones en favor de la paz mundial, sabemos de sus buenas intenciones y la esperanza que han despertado sus promesas en la mayoría de las naciones del universo, pero al mismo tiempo reconocemos lo prematuro de esta decisión. El propio Presidente al aceptar el premio dijo que lo aceptaba no para él mismo, sino como “una afirmación del liderazgo de los Estados Unidos de América a favor de la gente en todas las naciones del mundo”. Sobre este particular escribió, el 13 de octubre, 2009, un largo artículo el periodista Thomas L. Friedman, columnista del The New York Times, diciendo lo que ha su juicio el Presidente debe de decir en Oslo, la capital de Noruega, el 10 de diciembre, 2009 cuando allí acuda a recibir su premio: “Aceptaré este premio a favor de los mantenedores de la paz en el último siglo – los hombres y mujeres del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y   Marines (los soldados de la infantería de marina) de Estados Unidos de América-“.   

          Cuando el mundo reconozca a esos cuerpos armados de Estados Unidos que han ofrendado sus vidas en defensa de la democracia y la libertad de tantos pueblos, el panorama mundial cambiará por completo y la esperanza y el valor reconocidos para todos los que siguen luchando y pereciendo, la justicia premiará y recobrará su digno sentido de responsabilidad.

Ahora pasamos a describir las penurias y dolores de la América Latina que ha caído en manos de presidentes empeñados en “poner de rodillas” a la nación más poderosa y generosa del mundo. “La penetración cubana es cada vez más fuerte en el estado venezolano”, nos dice Raúl Baduel, en entrevista con el periodista Casto Ocando, de el Nuevo Herald. Baduel es uno de los cuatro generales en jefe que ha tenido Venezuela, discípulo riguroso del taoísmo y fundador, junto con el presidente Hugo Chávez, del movimiento militar de inspiración bolivariana, y al mismo tiempo uno de los líderes castrenses más temidos por el chavismo y uno de sus más conspicuos detractores.

          Baduel se encuentra detenido en una prisión militar desde abril y ha expresado sin ambages la “urgente” necesidad de “salir rápido” del gobierno de Chávez, aunque niega que sea través del golpismo. Según él, Chávez quiere ser un presidente vitalicio y teme terminar como el ex presidente panameño Manuel Noriega. También asegura que la oportunidad de un golpe de estado en Venezuela es “escaso”, que la presencia militar cubana e iraní es cada vez mayor y que hay una “cada vez más evidente” relación entre altos oficiales venezolanos y la narcoguerrilla colombiana (FARC).

          Uno de los pocos hombres que mejor conoce a Chávez, Baduel integró el reducido grupo que en diciembre de 1982 pronunció el famoso juramento de Somán de Güere, un acto iniciático que en la hagiografía chavista equivale al asalto del Cuartel Moncada dirigido por Fidel Castro en 1953, acontecimiento que dio inicio al proceso revolucionario cubano.

          De enorme prestigio entre oficiales dentro y fuera de los cuarteles, Baduel fue una figura polémica desde el principio. Logró sobrevivir las purgas que sacudieron el estamento militar luego del golpe del 3 de febrero de 1992, liderado por Chávez, y presidió una “cédula durmiente” de militares vinculados a la conspiración, sin que se interrumpiera su ascenso por la jerarquía militar durante casi dos décadas. Cuando Chávez llegó al poder, en febrero de 1999, Baduel prefirió continuar como comandante de unidades militares, encabezando la Guarnición de Maracy, en el centro del país. Desde allí jugó un papel clave en el retorno de Chávez a la Presidencia tras el breve alzamiento militar del 12 de abril del 2002. En el 2004 pasó al caro de comandante general del Ejército, hasta que fue ascendido a general en jefe en el 2006. Poco después fue designado ministro de Defensa, cargo en el que permaneció hasta mediaos del 2007, cuando se acogió al retiro.

          La siguiente etapa ha sido la más dura para Baduel, principalmente después que en noviembre del 2007 explicó oírlo su oposición a la reforma constitucional, y acusó abiertamente a Chávez y a la Asamblea Nacional de “quitarle el poder al pueblo”. Baduel jugó un papel clave para aglutinar la presión militar que obligó a Chávez a reconocer amargamente la derrota del referendo para la reforma constitucional, en diciembre del 2007, un jugada que mostró su prestigio y liderazgo a pesar de su condición de retirado. Tras sus polémicas declaraciones, comenzó a advertir públicamente que temía por su vida. Los hechos pronto comenzaron a mostrar que los temores no eran infundados. Fue objeto de varios atentados, incluyendo una ocasión en que su automóvil resultó abaleado en plena autopista hacia la capital venezolana.

          Paralelamente, Baduel fue acusado de enriquecimiento ilícito y un tribunal militar abrió un juicio en su contra por presuntos actos de corrupción durante su gestión en el Ministerio de Defensa.

          El 2 de abril del 2009, Baduel fue abordado por un grupo de oficiales de inteligencia militar y llevado a la prisión de Ramo Verde, donde ha permanecido hasta la actualidad, reclamando su derecho de ser juzgado en libertad y denunciando que es  víctima de la persecución política por sus posiciones disidentes en contra de Chávez.  Baduel es una de las reservas con que cuenta Venezuela para retornar a la democracia.

10/19/09                                              000ooo000

 

 

Regresa a artículos de FHT