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CIUDAD MÉXICO SE HUNDE

Por

Francisco H. Tabernilla

 

 

El titular de este artículo puede interpretarse como alarmante, pero no es así, es un fenómeno común en la ciudad de México donde muchos edificios se están hundiendo, ya que cada año los 21 millones de habitantes sedientos en Ciudad México consumen más agua del manto freático (aplicase a las aguas acumuladas en el subsuelo sobre una capa impermeable) que se encuentra debajo de una de las mayores metrópolis del mundo. A medida que el nivel del agua baja en el manto freático, el suelo encima del mismo se hunde.

    Si usted entra en cualquiera de cientos de casas o edificios de esta enorme capital, siente de inmediato que hay algo raro. Los edificios están ladeados. “Si se pone una pelota en el suelo aquí”, dijo Thierry Oliver, sentado en la planta baja de su edificio de

tres pisos, “rueda para allá”. Según cálculos de Oliver, una esquina de su edificio, que  tiene 105 años de construido, está 11 pulgadas más baja que la otra. El edificio está inclinado y se nota fácilmente.

    Las capas de arcilla blanda debajo de la ciudad tienen diversos niveles de grosor, y el suelo se hunde más rápidamente cuando la arcilla se seca, se hace frágil y se deshace. Eso significa que, en algunos lugares de la ciudad, las aceras se pandean, los marcos de las ventanas se inclinan, las líneas del metro necesitan costosas reparaciones y los canales de drenaje ya no fluyen cuesta abajo. A medida que los edificios se mueven y se asientan, los seres humanos que viven en ellos también se ajustan, acostumbrándose a vivir en un plano ligeramente inclinado.

    Los ingenieros aseguran, no obstante, que los habitantes no sólo enfrentan riesgos estructurales sino además  problemas de salud potenciales a medida que las casas y los edificios de apartamentos se inclinan. “Cuando un edificio se inclina más de un grado, creo que empieza a hacerse extremadamente incómodo” afirmó Enrique Santoyo, un ingeniero que tiene experiencia en apuntalar y reforzar iglesias, monumentos y otras estructuras que se inclinan. Para los estándares de Santoyo, cuando un edificio de 100 pies está desequilibrado en un pie de su vertical, se hace difícil vivir en él. Uno lo nota acostado en la cama, dijo, o tal vez cuando lava la loza y ve que el agua de la llave fluye

en un ángulo raro. “Las mesas no son estables. Los líquidos se ven  extraños cuando están en recipientes grandes, los cristales de las ventanas se pueden romper, las puertas no cierran bien, agregó Santoyo.

   Los antiguos aztecas construyeron la ciudad de Tenochtitlán en una isla en medio de un vasto lago e hicieron de ella la capital de su poderoso imperio. Cuando Hernán Cortes y los demás conquistadores llegaron en 1519 y conquistaron a los aztecas, los españoles construyeron Ciudad de México encima de las ruinas aztecas, y luego drenaron gran parte del lago para controlar las inundaciones, Nos dice en El Nuevo Herald, Tim Johnson.

    Muchas iglesias coloniales y otros edificios de piedra en el centro de la Ciudad de México han sobrevivido frecuentes desastres naturales pero sucumben a la arcilla blanda que tienen debajo, inclinándose o hundiéndose en el suelo. Expertos consideran que partes de área metropolitana se han hundido hasta 27 pies desde fines del siglo XIX, un promedio de 2.5 pulgadas al año. Algunos de los edificios de piedra más pesados, tales  como el opulento Palacio de Bellas Artes, se han hundido 13 pies en un siglo. La planta

original es ahora un sótano.

   Ningún edificio de la capital se inclina tan precariamente como la antigua Basílica de Guadalupe, lugar de culto de la Santa Patrona de México. La construcción de la basílica

comenzó en 1531 y duró más de un siglo, pero para la década de 1970 se había inclinado tanto que fue declarada insegura y se construyó una nueva basílica moderna junto a ella.

Los visitantes pueden entrar todavía a la antigua basílica, pero el camino de la puerta principal al altar mayor es una cuesta empinada. En una tienda de regalos en un edificio aparte, Sor Reina, una monja que trabaja en la caja registradora, dijo que los clientes 

“dicen que se marean  cuando entran”.

   No hay esperanza de que las cosas mejoren. Aun si un volumen enorme de lluvias  cayera sobre el valle de México, no repondría el manto freático ni repararía el hundimiento que ya ha tenido lugar. La ciudad ha condenado más de 50 estructuras. Desde el 2005 debido a su inclinación, y otras 5,000 viviendas y edificios están inestables y en peligro, dijo Oscar Alejandro Roa, el director de prevención de la Oficina de Protección Civil de la ciudad.

    Uno de los peligros de los leves temblores de tierra comunes en Ciudad México, es que los edificios tiemblan a diferentes ritmos. El espacio entre ellos es necesario para que no choquen unos con otros. Los grandes terremotos son también una amenaza constante. Un terremoto de magnitud 8.1 en 1985 dejó un saldo de unos 10,000 muertos y al menos 800 edificios derrumbados.

     Lo cierto es que los 21 millones de personas que viven en Ciudad México con los temblores de tierra constantes y el hundimiento del suelo no pueden vivir tranquilos. Que Dios lo ayude y proteja a todos por igual.

 

09/26/2011                                         000ooo000

 

 

 

 

 

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